- Tiene que ajustar su vida según el progreso del trastorno.
- Trabaja 24 horas, siete días a la semana.
- A veces no atiende su salud.
- Le baja el sistema inmune y es más vulnerable a enfermarse.
- Se agota.
- Siente tristeza o coraje al ver cómo se deteriora su familiar.
- Por los daños progresivos en su familiar, experimenta el proceso de pérdida antes de perder a esa persona físicamente.
- No tiene con quién dejar a su familiar y comienza a aislarse.
- Si trabaja fuera, tiene problemas por ausencias
- Fatiga crónica.
- Aislamiento.
- Problemas para dormir.
- Consumo excesivo de pastillas para dormir o alcohol.
- Comienza a fumar.
- Aumento o disminución significativa del apetito.
- Irritabilidad.
- Abandono de su cuidado personal.
- Sufre muchos accidentes.
Si usted es cuidador/a y ve algunas de estas señales en su vida, no se quede solo. Existen los grupos de apoyo donde puede encontrar ayuda con personas que comparten sus preocupaciones y retos.
(Fuente: Asociación de Alzheimer de Puerto Rico y El Nuevo Día, 7 noviembre 2010, pg. 85)