Monday, September 23, 2019


Puerto Rico formará parte de un estudio sobre demencia 


La investigación busca mejorar o mantener las funciones para procesar y retener información con cambios en los hábitos alimenticios, actividad física, socialización y control de enfermedades 


lunes, 23 de septiembre de 2019 - 12:00 AM

Por Mildred Rivera Marrero


Puerto Rico formará parte de un grupo de 14 países en los que se realizará un estudio para probar que el cambio de diversos aspectos en el estilo de vida puede mejorar o mantener la función cognoscitiva en personas mayores que tienen riesgo de desarrollar demencia.


La investigación replicará el primer estudio de larga duración realizado con ese propósito entre 2009 y 2011. Este contó con 2,654 participantes y demostró mejorías significativas en la memoria y velocidad de procesar el pensamiento para tomar decisiones o comenzar una tarea, entre otras. Ese estudio se realizó en Finlandia (y posteriormente en otros países europeos y en Estados Unidos) y se conoce como el Finnish Geriatric Intervention Study to Prevent Cognitive Impairment and Disability (FINGER).


La versión para Latinoamérica, FINGER-LATAM se replicará en los siguientes 14 países: Argentina, Bolivia, Brazil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, México, Paraguay, Perú, Puerto Rico, Santo Domingo y Uruguay. Cada uno de ellos escogerá 100 personas para el estudio, que durará un año. El propósito es desarrollar proyectos regionales en conjunto para la prevención del deterioro cognitivo y la demencia y para compartir, comparar y armonizar data.


En Puerto Rico, la investigación se realizará en el Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico y la investigadora principal será la doctora Ivonne Z. Jiménez Velázquez, quien ya comenzó a reclutar participantes.

La investigadora, reconocida por otras investigaciones científicas relacionadas con demencia, destaca que “la enfermedad de Alzheimer y otras demencias son muy complejas y difíciles de curar, por ser multifactoriales. Es importante atender de manera adecuada cada uno de los factores de riesgo que se han podido identificar, como la inflamación y procesos oxidativos”.

Asimismo, señala que “las investigaciones con relación a cambios en estilo de vida, van demostrando que es posible retrasar o quizás hasta evitar el desarrollo de estas enfermedades neurocognitivas si se hacen cambios temprano en la vida, considerando que la demencia se demuestra luego de muchos años acumulando placas de amiloide y tau en el cerebro, que van destruyendo poco a poco las neuronas y las conexiones entre ellas”.

Lo importante de la investigación FINGER es que, contrario a otras que estudian cómo el cambio de un aspecto de la salud puede disminuir el riesgo de demencia, esta amplía el escenario para incluir diversos aspectos del estilo de vida de las personas. “Es el que más mejorías ha mostrado. Presenta una combinación de alternativas para cambiar el estilo de vida”, destaca Jiménez.


¿Qué hay que cambiar?


Para el estudio, se escogerán personas que tengan entre 60 y 77 años, que realicen poca o ninguna actividad física, que tengan una dieta inadecuada y que cuenten con un historial familiar de Alzheimer. Se seleccionarán 100 y se dividirán en dos, el grupo control y el grupo libre. El estudio promoverá cambios en cuatro áreas: dieta, ejercicios, estimulación cognitiva y manejo y control de factores de riesgo cardiovasculares. Habrá una evaluación clínica y neuropsicológica, MRI y laboratorios, entre otros.


Durante el año de duración del estudio, los participantes se dividirán en dos grupos de 50 personas. Ambos grupos recibirán orientación sobre los cambios que deberán hacer en su rutina de actividad física, socialización, alimentación y en el control de factores de riesgo vasculares y metabólicos como hipertensión, diabetes y peso.

Sin embargo, habrá una diferencia en cómo se promoverán los cambios porque, mientras el grupo libre recibirá orientaciones para que hagan las modificaciones, el grupo control contará con profesionales de la salud que supervisarán más frecuentemente los hábitos de alimentación, la cantidad de ejercicios aeróbicos y de resistencia que realizarán semanalmente en un gimnasio y el control de las condiciones de salud como diabetes e hipertensión.

Asimismo, tendrán sesiones de consejería en persona y por teléfono para promover que se mantengan cumpliendo con los nuevos hábitos. También, tendrán sesiones de ejercicios especializados para estimular las funciones cognitivas.


La dieta que se les recomendará a los participantes es la MIND (Mediterranean – DASH Intervention for Neurodegenerative Delay), que es una mezcla de la dieta Mediterránea y la DASH (Dietary Approaches to Stop Hypertension). Se han hecho estudios que han comprobado que las personas que siguen ese régimen alimentario disminuyen su riesgo de desarrollar condiciones neurodegenerativas como el Alzheimer y que baja el ritmo de disminución en la salud del cerebro a medida que envejecemos.


Los alimentos que recomienda la dieta MIND incluyen vegetales, frutos secos, arándanos, granos, cereales integrales, pescado, pollo, aceite de oliva, vino (una copa al día). Entre los alimentos que hay que eliminar se encuentran: la mantequilla y/o margarina, quesos, las carnes rojas, la comida frita y los dulces.


Los beneficios


El estudio FINGER reveló que las personas que hicieron los cambios en los estilos de vida indicados mejoraron significativamente la memoria, la rapidez en el procesamiento del pensamiento y el desempeño de las funciones ejecutivas, que son las que permiten que una persona planifique, haga cambios en algo previamente planificado, tome decisiones y tenga capacidad de hacer dos cosas al mismo tiempo, entre otras. Hubo, además, un mayor compromiso para mantenerse haciendo ejercicios y para alimentarse de acuerdo a la dieta MIND.


Los investigadores del estudio original de FINGER señalaron que “cerca de una tercera parte de los casos de Alzheimer a nivel mundial puede atribuirse a un nivel bajo de educación, falta de actividad física, obesidad, hipertensión, diabetes, hábito de fumar y depresión. La prevalencia mundial de Alzheimer podría reducirse en 8.3% para el 2050 si se disminuyen estos factores en un 10% cada diez años”, y los resultados de la investigación ofrece una esperanza de que haciendo cambios a los estilos de vida pueda lograrse.

(tomado de El Nuevo Día)